Creating a pragmatic complexity culture / La creación de una cultura pragmática de la complejidad

By Cristina Zurbriggen

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Cristina Zurbriggen (biography)

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¿Cómo pueden los gobiernos, las comunidades y el sector privado efectivamente trabajar juntos para lograr un cambio social hacia el desarrollo sostenible?

En este blog describo los procesos claves que permitieron a Uruguay lograr uno de los regímenes más avanzados de protección del suelo de tierras de cultivo de secano en el mundo. Una explicación del proceso es la creación de una cultura pragmática de la complejidad, una cultura inclusiva, deliberativa que reconoce la naturaleza compleja del problema y abraza el potencial de lo posible.

La cultura la complejidad pragmática va más allá de la visión positivista (racional reduccionista, previsible, determinista) y se basa en la reflexividad “en” y “sobre” la práctica. Es una investigación abierta que concibe la investigación como un proceso colaborativo de resolución de problemas basado en la deliberación, la experimentación, el aprendizaje y la especificidad del contexto, en el que los actores se llevan a cuestionar y replantear de manera conjunta sus valores y la comprensión del problema. Este enfoque se basa en una serie de ideas que incluyen a Dewey (1927) y Schön (1983).

Planes de Uso y Manejo de Planes de Suelo en Uruguay

Los Planes de Uso y Manejo de suelo consisten, en pocas palabras, en establecer rotaciones de cultivos de secano para restaurar o aumentar la fertilidad, la materia orgánica y carbono en los suelos y para minimizar la erosión mediante prácticas de conservación, teniendo en cuenta la aptitud del suelo. La presentación de los planes se realiza mediante procedimientos electrónicos a través de software libre y un sistema de imagen satelital para control y seguimiento de los mismos. Por lo tanto, el sistema informático y el uso de imágenes de satélite sirven para analizar la información básica de los planes presentados. Este procedimiento también permite que el gobierno utilice las imágenes de satélite para supervisar la aplicación de dichos planes. En particular, se puede identificar lugares con mayor riesgo de erosión y permite contacto con los productores responsables y aprender por qué no se han puesto en práctica sus planes de rotación de cultivos (Hill et al., 2016).

¿Cómo se crearon los planes de uso y manejo del suelo de Uruguay?

El Ministerio de Agricultura trabajó con una red de instituciones nacionales, tales como el Instituto Nacional de Investigación Agrícola, la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, la Sociedad Uruguaya de Ciencias del Suelo y las empresas de tecnología de la información. Utilizaron un proceso de colaboración para desarrollar una definición del problema y evaluar lo que era posible en el contexto del mundo real.

Un programa piloto se llevó a cabo durante 3 años con un pequeño grupo de agricultores voluntarios, que eran propietarios y arrendatarios de tierras de las tierras de cultivo de secano. También hubo numerosas actividades paralelas, entre ellas más de 100 talleres con los agricultores para discutir las nuevas herramientas, así como numerosos cursos de formación en la certificación del suelo para agrónomos, cursos que fueron proporcionadas por la Facultad de Agronomía. En 2013, el programa piloto se amplió y los planes de uso y manejo del suelo se convirtieron en un requisito para el agricultor que cultive más de 50 hectáreas de tierra.

Los procesos claves incluyen:

  • Deliberación colaborativa en la manera de abordar el problema en el contexto socio-político. La participación de los actores públicos, privados y científicos fue más allá de la información en una sola dirección o consulta sobre una agenda predefinida. Este proceso de comprensión compartida forjo una orientación epistémica y normativa de la investigación en acción.
  • El desarrollo de los acuerdos entre los sectores académicos y públicos para promover la investigación y el desarrollo de áreas de especialización, tales como la cartografía digital, los modelos de carbono y nitrógeno, y guías de buenas prácticas agrícolas.
  • La experimentación social en un contexto concreto, en particular de aprendizaje sobre la marcha y la apertura a los descubrimientos creativos. En condiciones inciertas y complejas, cualquier conclusión es provisional y revisada en la acción.
  • Indagar lo que en el presente era posible con lo que se aprendió en el pasado con el fin de ser productivo en el futuro. Está triangulación (pasado-presente-futuro) en la formulación de políticas ayudó a enfatizar la creatividad de la acción, además de centrarse en el valor de la experimentación y la gobernanza democrática de la política pública.
  • Los procesos participativos reflexivos permitieron:
    • movilizar apoyo público y mejorar la confianza del público en la experiencia y la intervención científica
    • permitieron una mejor gestión de las conflictos y diferencias de valores
    • convergencia en soluciones preferibles en lugar de buscar soluciones elusivas “perfectas”
    • Construir una visión normativa para guiar el cambio social.

    Esto fue resumida por Mariana Hill, Directora del Programa, de la siguiente manera: “El progreso no es sólo la creación reglas normativas (leyes, reglamentos), sino que también incluye regulaciones cognitivas o de interpretación relacionados con cómo las personas toman conciencia de la cuestión de la erosión de los suelos y sus puntos de vista sobre el problemas que guían su comportamiento y acciones.”

¿Qué ha ocurrido posteriormente?

En la actualidad existe un programa piloto de los Planes para Producción Lechera Sostenible en la Cuenca de Santa Lucía. Esto incluye el tratamiento de la contaminación del agua, incluyendo un plan de manejo de fertilizantes químicos y orgánicos como medida para controlar el nivel de fósforo en el suelo y el agua.

Además, hay un trabajo preliminar sobre un programa nacional de certificación de “No erosión agrícola” entre otros tantas iniciativas.

Conclusión

El éxito se demuestra no sólo en la creación de un complejo método de trabajar basada en el diálogo y el modelado, sino también en el desarrollo de una cultura de la “complejidad pragmática”. La creación de una cultura inclusiva y deliberativa que reconoce la naturaleza compleja del problema y abraza el potencial de la posible ha permitido que se pueden identificar e implementar tecnologías y prácticas acumulado en el país para mejorar a futuro la productividad y la resiliencia de los suelos en Uruguay.

¿Tienes casos similares para compartir?

 


 

Creating a pragmatic complexity culture / La creación de una cultura pragmática de la complejidad

A Spanish version of this post is available

How can government, the private sector and communities effectively work together to achieve social change towards sustainable development?

I describe key processes that allowed Uruguay to achieve one of the most advanced soil protection regimes for arable land in the world. It involved creating a “pragmatic complexity” culture, which is an inclusive, deliberative culture that recognizes the complex nature of the problem and embraces the potential for reasonableness.

Pragmatic complexity culture goes beyond the positivist vision (rationality, reductionism, predictability, determinism) and reflects ‘in’ and ‘on’ practice. It is open-ended inquiry that conceives research as a collaborative process of problem solving based on deliberation, experimentation, learning and context specificity, in which actors are led to question and jointly reframe their values and understanding. It builds on a range of ideas including Dewey (1927) and Schön (1983).

Uruguay’s soil use and management plans

Soil use and management plans consist, briefly, of establishing rotations to restore or increase fertility, organic matter and carbon in soils and to minimize erosion through conservation practices, considering soil aptitude. The presentation of plans is made via online procedures using free software and satellite control and monitoring. Therefore, the computer system and the use of satellite images serve to analyze the basic information of the plans submitted. This procedure also allows the government to use satellite imagery to oversee the implementation of such plans. In particular, it can identify locations at a higher risk for erosion and allows contact with the producers responsible to learn why they have not implemented their crop rotation plans (Hill et al., 2016).

How Uruguay’s soil use and management plans were created

The Ministry of Agriculture worked with a network of national institutions, such as the National Institute of Agricultural Research, the Agronomy Faculty of the University of the Republic, Uruguay Soil Science Society and information technology companies. They used a collaborative process to develop a problem definition and assess what was possible in the real-world context.

A pilot program was implemented for 3 years with a small group of volunteer farmers, who were owners and land tenants of croplands. There were also numerous parallel activities, including more than 100 workshops with farmers to discuss the new tools, as well as numerous training courses in soil certification for agronomists provided by the Faculty of Agronomy. In 2013, the pilot program was scaled up and soil use and management plans became a requirement for any farmer cultivating more than 50 hectares of land.

Key processes included:

  • Collaborative deliberation on how to tackle the problem in the socio-political context. The involvement of scientific and other actors went beyond one-directional information or consultation on a predefined agenda. A shared understanding was produced of the overall epistemic and normative orientation of the research.
  • Asking what was possible in the present using what was learnt in the past in order to be productive into the future. This triangulation (past-present-future) in policy making helped emphasize the creativity of action, in addition to focusing on the value of experimentation and the democratic governance of public policy.
  • Developing agreements between the academic and public sectors to further research and develop areas of expertise, such as digital mapping, models of carbon and nitrogen, and good agricultural practices guides.
  • Social experimentation in a concrete context, in particular learning by doing and openness to creative discoveries. Under uncertain and complex conditions, any finding was provisional and revisited in action.
  • Reflexive participatory processes that:
    • mobilized public support enhancing public trust in scientific expertise and intervention
    • allowed better management of value differences and conflicts
    • facilitated convergence on preferable solutions rather than searching for elusive ‘perfect’ solutions
    • built a normative vision to guide social change.

    This was summarized by a Ministry of Agriculture Program Director as follows: ‘Progress is not only creating normative rules (laws, regulations) but also including cognitive or interpretative regulations related to how people become aware of the issue of soil erosion and their views about the problems that guide their behavior and actions.

What has happened subsequently?

There is now a pilot program of Sustainable Milk Production Plans in the Santa Lucia basin. This includes a focus on water pollution, including a management plan for chemical and organic fertilizers, as a measure to control the level of phosphorus in the soil and water.

In addition, there is preliminary work on a national certification program of “no erosion agriculture”.

Conclusion

Success is demonstrated not only in creating a complex method of working based on dialogue and modeling, but also in developing a “pragmatic complexity” culture. Creating an inclusive, deliberative culture that recognizes the complex nature of the problem and embraces the potential for reasonableness allowed technologies and practices that enhance productivity and resilience in Uruguay to be identified and implemented.

Do you have similar cases to share?

References:

Dewey, J. (1927). The Public and its Problems. Pennsylvania State University Press, 2012 (Reprinted from The Collected Works of John Dewey: The Later Works, Volume 2: 1925-1927, 1984, Southern Illinois University Press).

Hill, M., Kennedy, K. and Orejas, R. (2016). Plotting productivity: Soil use management plans in Uruguay. Conference on Land and Poverty, The World Bank: Washington D.C., United States of America, March 14-18, 2016.

Schön, D. A. (1983). The reflective practitioner: How professionals think in action. Basic Books: New York, United States of America.

Biography: Cristina Zurbriggen PhD is a professor at the Universidad de la Republica Uruguay. Previously she led an interdisciplinary team in the Uruguay public service on knowledge management and trade development. She continues to be involved in evaluation of government programs, including on agricultural issues. Her research has addressed governance and policy networks, co-creation in public policies, Innovation Labs, and sustainable agriculture (meat traceability, soil erosion, water sustainability). She uses co-creation methodology and other systems methods to investigate the future of complex public issues, often working directly with government by applying innovative methods. She is a member of the Co-Creative Capacity Pursuit funded by the National Socio-Environmental Synthesis Center (SESYNC).

This blog post is the first of a new series developed in preparation for the second meeting in January 2017 of the Co-Creative Capacity Pursuit. This pursuit is part of the theme Building Resources for Complex Action-Oriented Team Science funded by the National Socio-Environmental Synthesis Center (SESYNC).

3 thoughts on “Creating a pragmatic complexity culture / La creación de una cultura pragmática de la complejidad”

  1. Very nice, Christina. I had a very similar experience in an agriculture water quality project. My technological resources were not as advanced, but I would describe the approach as ‘pragmatic complexity’. I applied a ‘shared governance’ model where partnership, equity, accountability, ownership and valuation occurred at the “point of service”. The ‘point’ being a unit of land and for the ‘service’ we used a water quality index.

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